Buenos días,


Soy Gloria y soy voluntaria del centro Kālida Sant Pau. Si durante los últimos años has venido algún miércoles, ya sea para participar en alguno de los talleres de apoyo social, de fisioterapia o simplemente a conversar con alguna de las profesionales, es probable que nos conozcamos.


Hoy, al igual que hicieron Rosy y Albert hace unos días y en marco de la celebración de los 5 años de Kālida Sant Pau, quiero explicarte mi testimonio y el vínculo que tengo.


He sido maestra toda mi vida y hacerme voluntaria siempre había sido un asunto pendiente; así que cuando me jubilé fue el momento. Quería hacer un voluntariado vinculado a la salud, ya que creo que en un momento de enfermedad podemos sentirnos muy vulnerables.


 
 

Yo he sido paciente oncológica y sé lo necesario que es tener un apoyo en el momento del diagnóstico y durante el tratamiento, porque en la mayoría de los casos los efectos secundarios son duros de aceptar. Durante mi proceso, me hubiera gustado contar con un espacio como Kālida.


 

 

Creo que Kālida te puede cambiar la vida,


puede sonar presuntuoso, pero cada miércoles doy la bienvenida a muchas personas y familias con historias y situaciones vitales muy distintas que continuamente me lo expresan. Aprendes a vivir mediante las palabras y experiencias de las personas.


 
Desde que vienen a Kālida se sienten acompañadas, no sólo por las profesionales que les dan soporte o desarrollan una actividad, sino también por el resto de personas que, como ellos, están pasando por este momento de la vida.

 
Aquí, pueden intercambiar, de forma libre y tranquila, sus experiencias, emociones y sentimientos.

 
Y es que poder sentirte como en casa cuando estás pasando por un proceso oncológico propio o muy cercano, sentirte escuchado, acogido, es muy necesario.

 
Muchos vienen sin cita previa, buscando orientación por parte de las enfermeras después de un primer diagnóstico. Otros, están un rato disfrutando del jardín o de la biblioteca porque sólo desean un momento de calma. También los hay que participan de los grupos de soporte y talleres para encontrar herramientas y respuestas frente al cáncer.

 
Poder colaborar con este proyecto, como voluntaria, me hace sentir mejor, más llena, más completa. Doy y recibo.


Pasar mis horas de voluntariado en Kālida me ayuda a entender el modelo de acompañamiento gratuito y cómo impacta en la vida de las personas que se benefician. Además, me confirma lo necesario que es que Kālida siga creciendo con más centros junto a los hospitales oncológicos de referencia.


Por eso colaboro no sólo con mi tiempo, sino también económicamente.

 
 

JUNTOS, CONSTRUIMOS ESPERANZA, ¿te sumas?


 

Kālida puede ofrecer todo su apoyo gracias a los Amigos de Kālida, donantes puntuales, empresas, entidades y fundaciones. Todas las colaboraciones económicas son importantes ya que todas ellas suman y aseguran el funcionamiento diario del centro.


 

Hoy, te animo a colaborar con Kālida, haciendo una aportación, sea de la cantidad que sea, o haciéndote Amigo de Kālida; para que puedan acompañar a más personas y familias, y trabajar en la creación de una red de centros.

 

 

Gracias por dedicar unos minutos de tu día a leerme.



Un fuerte abrazo,

 

Glòria.

PD: Si no leíste la historia que Rosy o Albert te enviaron hace unos días, puedes recuperarlas aquí.

PD1: Si ya has realizado tu donativo: Muchas gracias. Si no, todavía estás a tiempo. En todos los casos, en unos días podrás seguir leyendo las historias de la Cándida y del equipo asistencial de Kálida. Te animo a conocerlas, también.