El cáncer no entiende de edades pero el impacto que provoca el diagnóstico puede variar mucho en función de la edad en la que se detecta. Para los adultos jóvenes, la noticia del cáncer abre un paréntesis vital en uno de los momentos más expansivos de su vida.

A Clara y Eduard les diagnosticaron durante la veintena. La experiencia les ha provocado cambios en su forma de ver y vivir la vida y relacionarse con su entorno. Los tratamientos médicos a los que se han sometido les han permitido lidiar con la enfermedad, pero el impacto físico, emocional,

práctico y social que les ha provocado saben que perdurará en el tiempo.

También para su entorno, ya sean padres, hermanos, pareja, amigos o colegas de trabajo o estudio, su vivencia les ha generado una incertidumbre y preocupación compleja de gestionar.

Vivencias como las de Clara y Eduard son cada vez más habituales entre las más de 2.000 personas que cada año visitan el Centro Kālida requiriendo un abordaje psicosocial especializado.

Kālida se inspira en la organización Maggie’s y forma parte de su red internacional de más de 30 centros. Con más de 25 años de experiencia, su modelo de soporte complementario ha sido reconocido como «best practice» por el National Health Service (NHS) del Reino Unido, entre otros.  Por otro lado, recientemente Kālida ha sido reconocida con la Medalla FAD – Foment de les Arts i el Disseny – del año  2022. La Junta Directiva de esta prestigiosa organitzación se la ha otorgado «por su apuesta por el diseño como herramienta para la mejora del bienestar de las personas que conviven con el cáncer, y por poner en evidencia la importancia del entorno en el proceso de cuidado y asumir el desafío de humanizar los espacios a través del diseño».