Convivir con el cáncer suele ser una experiencia estresante para las personas diagnosticadas y sus familias. Un proceso oncológico impacta en muchos aspectos de la vida: en las rutinas diarias, el bienestar físico y emocional, el trabajo, las relaciones sociales, entre otros. Por eso, cáncer y estrés son dos elementos que a menudo van unidos.
El estrés se manifiesta en las personas de diferentes maneras y los efectos pueden acumularse lentamente con el tiempo. Esto significa que puede ser difícil detectar los signos de estrés y la presión adicional que causan. Conocer las causas del estrés, identificar los signos y los factores personales desencadenantes, ayuda a gestionarlo mejor.
¿Qué es el estrés?
El estrés es la forma en que tu cuerpo responde a circunstancias desafiantes. En momentos de estrés, el cuerpo libera sustancias químicas para darte un impulso de energía, aumentar la capacidad de recuperación o ayudar a controlar las emociones durante un momento difícil. Esto puede ser realmente útil a corto plazo, sin embargo, a largo plazo, estas sustancias químicas (adrenalina y cortisol) pueden tener otros efectos.
Efectos del estrés
- Efectos emocionales: Si estás estresado, puedes experimentar tus emociones mucho más intensamente de lo habitual. Puedes sentir ganas de llorar frecuentemente, irritabilidad, conectar con sentimientos que no puedes sobrellevar o, por el contrario, puedes sentirte desconectado e insensible.
- Efectos físicos: El estrés también puede desencadenar síntomas físicos como, por ejemplo, dolores de cabeza, intestino irritable y erupciones cutáneas. Es posible que no puedas comer o dormir, sentirte mal o tener resfriados frecuentes.
Cáncer y estrés
Convivir con el cáncer conlleva afrontar muchas situaciones que suman estrés a tu vida. Por ejemplo: visitar frecuentemente el hospital, someterte a tratamientos agotadores, padecer cambios físicos, hacer frente a preocupaciones económicas y laborales, sufrir presiones en las relaciones sociales y sentir que no tienes el control de tu vida. Tus estrategias habituales para afrontar situaciones difíciles pueden parecerte no adecuadas o suficientes para los desafíos del cáncer.
Sumado a todo esto, es posible que debas responder a las preocupaciones y miedos de otras personas. También puede ser que te hagan comentarios como: “debes mantener una actitud positiva”, o que intenten evitarte o quieran que compartas todos los detalles sobre tu diagnóstico y tratamiento.
El estrés también puede aparecer una vez finalizado el tratamiento. Mientras estás en tratamiento, la mayor parte de tu tiempo y energía se concentra en él y en tu salud. A veces sólo se manifiesta cuando termina y estás tratando de adaptarte a la vida después del cáncer. Es un punto común en el que muchas personas pueden buscar ayuda y pensar sobre cómo gestionar el estrés.
Gestionar el estrés
La gestión del estrés incluye detectar tus pensamientos, emociones y preocupaciones y el cómo enfrentas los problemas. También puede implicar hacer cambios y recuperar el control de otras áreas de tu vida. Por ejemplo, mediante la realización de ejercicio físico, una dieta equilibrada o la práctica de técnicas de relajación.
Obtener más información sobre las causas del estrés, identificar los signos, los factores personales desencadenantes y desarrollar tu propio conjunto de herramientas personales para el estrés puede ayudarte a manejar el estrés, permitiéndote concentrar tu energía en otros aspectos de tu vida.
Apoyo durante y después del cáncer
En Kālida ofrecemos ayuda a todas aquellas personas que han sido diagnosticadas de cáncer, están en tratamiento o lo han finalizado, así como a sus familiares, amigos y cuidadores. Nuestras profesionales en soporte oncológico están aquí para escuchar tus inquietudes y ofrecerte la ayuda que necesites.
También realizamos sesiones, cursos y talleres periódicamente para ayudarte a gestionar el estrés:
Pásate por Kālida cuando quieras, estamos aquí para acompañarte de forma gratuita.