Médicos, arquitectos y diseñadores se unen en Kālida Sant Pau
Barcelona, julio 2018.- Medicina, arquitectura y diseño se dieron la mano en el Diálogo “Arquitectura para cuidar”, organizado por la Fundación Kālida con la finalidad de poner de manifiesto la importancia de construir un centro para acompañar a las personas con cáncer fuera del entorno hospitalario y complementar el tratamiento médico en un ambiente acogedor en el que se sientan como en casa.
Moderado por el periodista Llàtzer Moix, participaron el oncólogo Dr. Agustí Barnadas, la arquitecta Benedetta Tagliabue y el CEO de Studio Urquiola Alberto Zontone, representando a Patricia Urquiola quien no pudo asistir por motivos sobrevenidos, tres profesionales de referencia internacional implicados desinteresadamente -cada uno desde su ámbito- en la creación de Kālida Sant Pau, centro pionero en España.
El Diálogo, que tuvo lugar en el edificio central del Recinto modernista del Hospital de Sant Pau, reunió a más de 150 asistentes, provenientes de diversos sectores y a representantes de las empresas y entidades que han puesto en marcha la gestación de este centro, a los que Fundación Kālida agradeció su colaboración.
Pequeñas olas que generan grandes obras
Para el Dr. Agustí Barnadas, jefe del servicio de Oncología del Hospital de Sant Pau: “Es una satisfacción observar que en un ámbito distinto al hospitalario se afronta mejor el proceso oncológico y que, a pesar de la evolución de la enfermedad, la persona adquiere el vigor para afrontar los retos que el cáncer va presentando”.
El beneficio que supone estar en un espacio arquitectónico amable es algo que Benedetta Tagliabue conoce bien a raíz del proceso que vivió con su marido, el también arquitecto Enric Miralles: “Enric decidió pasar sus últimos meses en una casa diseñada por Coderch porque allí se sentía bien”, recordó. Dieciocho años después, Benedetta celebra formar parte de este proyecto desde sus inicios. “Ahora se estudia cómo la arquitectura puede mejorar nuestro estado de ánimo, nuestra vida y hacernos mejores personas”, afirmó.
Por su parte, Alberto Zontone quiso señalar que la influencia del espacio en el ser humano es uno de los puntos de investigación de Studio Urquiola: ”Actuando podemos generar pequeñas olas que darán como resultado grandes obras”.
¡Bienvenidos a mi cocina!
Con la certeza, apuntada por el Dr. Barnadas, de que “el entorno sanitario no es el más adecuado para pensar en positivo cuando recibes el diagnóstico del cáncer”, crear un lugar sin batas blancas, donde la arquitectura y el diseño formen parte del tratamiento, fue un punto clave del Diálogo.
El arquitecto Domènech i Montaner lo tuvo muy claro hace ya más de cien años, explicó Benedetta: “La belleza ofrece algo más, permite proyectar no solo el espacio físico sino ayudar a la mente”, apuntó. Siguiendo esta filosofía, Kālida Sant Pau será un entorno luminoso, bello y accesible, con las puertas siempre abiertas para acoger a quien lo necesite. La única medicina que se ofrecerá en su interior será una taza de té; la persona podrá estar sola sin sentirte sola. Y, si lo necesita, se le ayudará a gestionar el estrés, se le ofrecerá una sesión de yoga, un taller de nutrición o de mindfulness o asesoramiento psicosocial.
“La naturaleza cura y este centro imitará a la naturaleza”, continuó Benedetta. “He querido crear un lugar protector en el que el exterior ajardinado y la arquitectura dialoguen. El verde entrará en la casa mediante celosías y árboles y flores estarán presentes desde el interior”. La cocina, “como ocurre en cualquier hogar”, será el corazón del centro.
“En el interior hemos diseñado ámbitos flexibles donde pueda fluir una comunicación biunívoca, de afuera hacia adentro y viceversa”, comentó Alberto. El mobiliario y los complementos, en roble o terracota, tendrán gamas de color que recuerden el medio ambiente: “Huimos del monocromo hospitalario”, reafirmó. Por otro lado, “es necesario hacer un ejercicio de comunicación que contagie a la sociedad -señaló-. Nuestro sueño es que, a través de este espacio, todo el mundo -también las personas que no tienen cáncer- entiendan lo que significa”, remató.
Reconocimiento de las personas
“Kālida Sant Pau aportará un valor añadido a lo que hacemos en oncología” -anotó el Dr. Barnadas- “En un centro de estas características también el médico entabla una relación muy distinta con el paciente. En el hospital tenemos siempre una mesa de por medio que actúa como una barrera. En Kālida, la mesa de la cocina no será una barrera”.
El acto contó también con la presencia virtual del Dr. Tabernero, Jefe de Oncología del Hospital de la Vall d’Hebron de Barcelona, quien apoya el proyecto desde sus orígenes y es Patrono de la Fundación Kālida.
Sus opiniones se vieron reforzadas por las declaraciones de Ana Isabel, persona atendida por el centro, que explicó su experiencia y comparó cómo vivió su primer cáncer y cómo lo ha vivido ahora con el apoyo de Kālida. Para ella las informaciones recibidas sobre nutrición, control del estrés… y el soporte emocional de la psicooncóloga han sido determinantes para mejorar su calidad de vida. Aunque el centro está en construcción, el equipo espera dar servicio a 1000 personas durante el 2018 en instalaciones facilitadas por el hospital.
Un modelo de futuro
Kālida Sant Pau, con arquitectura de Benedetta Tagliabue y diseño interior de Patricia Urquiola, se construye en el jardín del entorno modernista del Hospital de Sant Pau, a pocos metros de la Unidad de oncología, como se sitúan los centros internacionales Maggie’s, a cuya red pertenece.
La voluntad de la Fundación privada Kālida y de quienes han impulsado Kālida Sant Pau es que esta iniciativa, que se inaugurará en unos meses, se extienda a otros centros oncológicos, tanto en Catalunya como en España. Para ello, el reto más importante sigue siendo conseguir la aportación de todos.
Llàtzer Moix finalizó el diálogo con una reflexión: “Ante las circunstancias adversas, hay que actuar y mejor actuar en equipo para unir perspectivas, “este es un modelo de futuro”, concluyó.
Un concierto de violonchelo a cargo de Lito Iglesias, de la Fundació Pau Cassals, culminó el acto. Por último, todos los asistentes disfrutaron de un “pica pica” a cargo de Cuina Justa en los jardines del Recinto Modernista de Sant Pau.